Mérida, entre la decencia y el berlusconismo


Corren malos tiempos para soñar. No obstante,  las elecciones municipales del próximo mes de mayo son una buena oportunidad para derrotar al desánimo. Si nos quedamos en casa, ganarán los de siempre. Los que aprovechan el desencanto y la apatía para extender un modelo de ciudad mezquino, autoritario y cateto. Los que sólo tenemos principios el único poder que ostentamos es el de nuestro voto.

Mérida no puede abrirle la puerta al pasado que representa el derechista Pedro Acedo. Un Partido Popular que no ha sido útil en la oposición no puede ser útil en el Gobierno. Acedo y los suyos representan la historia reciente más negra de nuestra ciudad. Sus nombres van unidos a escándalos morales que debieran avergonzarles de por vida.

Enfrentaron a unos barrios con otros, hicieron de la burbuja inmobiliaria su oportunidad, nos enemistaron con otras ciudades extremeñas, arruinaron la cultura, usaron los medios de comunicación para insultar a los que no pensaban como ellos, abandonaron a los emeritenses con menos oportunidades para soñar, aniquilaron los servicios municipales y le transfirieron las empresas públicas a sus cercanos. Crearon un clima irrespirable de crispación durante 12 años y exportaron la imagen de una ciudad antipática, localista y berlusconiana.

Mérida será lo que los emeritenses queramos que sea. Somos  más los que deseamos  un Gobierno municipal, como el que lidera Ángel Calle,  que tenga al ser humano en el centro de su gestión, que haga de lo público el vehículo para construir espacios de civismo y tolerancia. No nos dejemos engañar. Son los mismos, con la misma cara y con idénticos odios.  Votemos con ansias por el progreso y la decencia. Evitemos con nuestro voto el paso a la versión emeritense del berlusconismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Corren malos tiempos para soñar. No obstante, las elecciones municipales del próximo mes de mayo son una buena oportunidad para derrotar al desánimo. Si nos quedamos en casa, ganarán los de siempre. Los que aprovechan el desencanto y la apatía para extender un modelo de ciudad mezquino, autoritario y cateto. Los que sólo tenemos principios el único poder que ostentamos es el de nuestro voto.

Encarna dijo...

Me acabo de dar cuenta que no tenía tu blog en mi blogroll, imperdonable... y subsanado besazos.