Tras la renuncia de Camps: “Rajoy, dimisión”

La renuncia de Camps sitúa el objetivo mediático en Mariano Rajoy, consecuencia del inquebrantable  apoyo que éste ha brindado al hombre acusado de aceptar regalos a cambio de favorecer con fondos públicos a empresas vinculadas al PP. Trajes, chaquetas y corbatas de la firma italiana Milano, más de 30.000 euros, suponen  la muerte política del dimisionario presidente y el cuestionamiento de Mariano Rajoy.



El caso de los trajes es una derivación de la “trama Gürtel”, denunciada ante la Fiscalía en 2007 por un exconcejal del PP de Majadahonda. El edil denunciante alertó a la Justicia de un entramado de empresas que se estaban lucrando de las arcas públicas de Gobiernos de las comunidades autónomas y ayuntamientos  de Madrid, Valencia, Galicia y Castilla y León. Un mismo común denominador: las administraciones públicas vinculadas a la supuesta red corrupta estaba gobernadas por el PP.

La investigación fue abierta en febrero de 2009  por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, tras considerar que existía “una red de corrupción política vinculada al PP”. La respuesta de los conservadores a la instrucción judicial fue la interposición de una querella contra el magistrado por presunta prevaricación. El juez  fue apartado de  la instrucción del procesamiento judicial que más dinero ha recaudado en concepto de fianzas, es decir, el mayor episodio de corrupción en la joven democracia española.

Garzón se autoexilió y se marchó a la Corte Penal Internacional de La Haya, defendido por la izquierda y vapuleado por la derecha que lo tachaba de un “hombre afín  a los socialistas”. Además de Camps, otros cargos ilustres de los conservadores se han visto salpicados por el culebrón Gürtel. Luis Bárcenas, Tesorero del PP y ex senador; el eurodiputado Galeote; tres diputados de la Asamblea de Madrid y el diputado y ex secretario de los populares valencianos, Ricardo Costa.

Todos se atrincheraron en sus puestos y acabaron dimitiendo más tarde de lo que la opinión pública hubiera deseado. En total, más de dos decenas de miembros del PP, 23 empresas relacionadas con la tela de araña corrupta y numerosos bufetes de abogados forman parte del extensísimo sumario judicial.

Finalmente, la presión política y mediática no han conseguido que Camps aceptase los deseos de Génova, para los que el adiós era la opción menos querida: autoinculparse, aceptar la multa y evitar un juicio político, a fin de evitar las consecuencias que pudiera tener  para Rajoy que Camps fuese juzgado y declarado culpable por un tribunal popular.

Desde el adiós del presidente de la Generalitat Valenciana, a buen seguro, la frase que más suena en el yo interno de Rajoy será la pronunciada en junio de 2009: “Yo creo en ti y estaré detrás de ti, delante o al lado, me da igual”. Un tono desafiante del que seguramente el candidato a suceder a Zapatero se está arrepintiendo.

Muchos son los que piensan que “detrás de ti” debería ir la inmediata dimisión de Mariano  Rajoy, que ha apoyado, jaleado, encubierto y elevado a la categoría de mártir al presidente autonómico famoso por su fondo de armario. El silencio político de Rajoy no clarifica su futuro pero tendrá que aislarse en un lugar muy remoto para no oír las muchas peticiones de “Rajoy, dimisión” que se corean desde que el que “ha sido, es y será un extraordinario militante del PP, además de un gran amigo”, definición hecha por Rajoy en su despedida a Camps, renunciara a inculparse y situara al líder de los conservadores españoles en el centro de todas las miradas.

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