Creo a Reuters

Decido creer a Reuters porque me fío de la agencia de noticias más importante del mundo. Me fío de una empresa que genera información para las principales cabeceras informativas y mercados financieros del mundo. La solvencia de Reuters se justifica en sus más de 3.000 empleados repartidos por todo el mundo y en el fundamental papel que juega como agente periodístico en el mundo económico y financiero desde que abriera sus puertas en 1851. 



A Reuters le debemos saber cada día cuál es el precio del dinero en Europa. Tras analizar cada mañana el precio del dinero que se prestan entre ellos los cuarenta principales bancos europeos, Reuters deduce el índice del Euribor, del que dependen los préstamos de los hipotecados europeos. 

Si, además, tenemos en cuenta que el grueso de los ingresos de la agencia de noticias más antigua del mundo no es por venta de noticias a periódicos -como ocurre con el resto- sino por informar a las principales empresas, agentes financieros y entidades bursátiles, la sensación de que Reuters dice la verdad se eleva casi a dogma de fe. No hace falta ser un gurú de la economía para saber que ningún inversor se fiaría de una agencia de noticias que da informaciones falsas sobre la situación de los mercados. 

La mayoría de los acusados defienden su inocencia. El Gobierno de España no iba a ser menos. Me fío de la agencia de noticias más reputada del mundo más que de un Ejecutivo que incumple el mandato de la Unión Europea (UE) al no presentar los Presupuestos Generales del Estado, para no poner impedimento a la victoria electoral de Javier Arenas en Andalucía. 

Hasta última hora de ayer, ningún funcionario de la Comisión Europea (CE) desmintió que la información distribuida por Reuters fuera falsa. Sin embargo, cuando el escándalo parecía tomar cuerpo, el comisario de Economía, Olli Rehn, se veía obligado a comparecer para declarar que las informaciones que apuntan a nuevas sanciones "no se basan en hechos, sino en la imaginación y son incorrectas y engañosas". Con todo, el comisario evitó especificar si el déficit de 2011 será del 8 por ciento, como ha dicho el Gobierno en sus últimas comparecencias. 

Curiosamente, unas horas antes, el portavoz comunitario del propio Olli Rehn había apuntado que “no podemos pronunciarnos sobre las cifras, si se han inflado o no, porque Eurostat todavía no ha aportado las cifras” para, a renglón seguido, acabar afirmando, en referencia al Gobierno de España, que “ellos mismos te dicen que están calculando el alcance real de la desviación”. 

Entonces, la pregunta es otra: ¿cómo puede el Gobierno de Mariano Rajoy haber culpado al anterior Ejecutivo de no haber cumplido con los compromisos de déficit si todavía no han calculado “el alcance real de la desviación”? Más motivos para seguir pensando que Reuters no miente. 

En la mentira sobre el déficit se esconden intenciones políticas nada desdeñables. Decir que ha habido una desviación del déficit de un 6 al 8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) significa que se estaría justificado un recorte del gasto público en Sanidad, Educación y Dependencia por valor de 20.000 millones de euros. No es baladí que el principal argumento que ha usado el PP para defender su plan de ajustes y la subida de impuestos haya sido que “hemos tenido que hacerlo por la herencia recibida”. 

Además, se esconde una intención partidista. Tan partidista como no presentar los Presupuestos Generales del Estado hasta abril, arguyendo que se está a la espera de que la CE publique sus previsiones económicas para los Veintisiete. Ningún Estado de la UE espera las previsiones de la CE para presentar su Ley de Presupuestos. 

Me creo a Reuters porque sé –me consta- que trabaja con esmero, porque sus profesionales son diligentes a la hora de conseguir sus informaciones y porque estos saben que la empresa para la que trabajan no duda en despedir a los profesionales que actúan fuera de la ética y de los principios que sustentan la calidad de su producto informativo. No en vano, han sido varios los periodistas y fotógrafos expulsados de la agencia a lo largo de su historia por trucar o manipular informaciones. 

Tendremos que esperar a que Eurostat, el servicio europeo de estadísticas, publique los datos para que nos aclare esta polémica que, por supuesto, el acusado niega. Admitir la culpa significaría admitir el uso de la mentira para justificar el adelgazamiento de las políticas públicas y una subida de impuestos que no solo no anunciaron en campaña electoral sino que la negaron por activa y por pasiva.

Mientras que Eurostat se pronuncie solo cabe apelar a la confianza. Y a mí me aporta más confianza la mayor agencia de noticias del mundo y la profesionalidad de sus más de 3.000 periodistas que un Gobierno que, incumpliendo los mandatos de la UE, pospone hasta después de las elecciones andaluzas un plan presupuestario que genere empleo y que intente sacar a España de la crisis. 

No es la primera vez que los trucos contables y estrategias deshonestas del PP tratan de sacar tajada política. Ya lo hizo Javier Arenas, días atrás, al lanzar un bulo sobre la solvencia de las cuentas públicas andaluzas. Un bulo que el ministro de Economía "de todos los españoles", Cristóbal Montoro, no desmintió, dando así pábulo a la sospecha. 

El PP está tomando de su misma medicina y, cumpliendo el guión que escenifican todos los acusados, desmiente su culpabilidad. El tiempo nos confirmará lo que la mayor agencia de noticias del mundo, especializada en asuntos económicos, nos ha desvelado. 

Solo nos cabe esperar, por tanto, que cuando se confirme que el Gobierno de Mariano Rajoy ha falseado las cuentas públicas a cambio de votos, se produzcan las mismas dimisiones que tienen lugar en los países normales cuando estallan escándalos de tal magnitud o, simplemente, cuando un alto cargo engorda un currículum. Pero esa es otra historia.

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