Las becas Erasmus cumplen 25 años de éxitos


Decir “Erasmus” en Europa es hablar de historias de amor, de multilingüísmo y de éxito. Nada como la marca Erasmus define mejor el espíritu de la Unión Europea. Pocos acrónimos, paridos por las instituciones europeas, se han integrado tan bien en el imaginario colectivo y tienen el prestigio del que goza el programa de intercambios paneuropeo. 

Estudiantes Erasmus en la ciudad francesa de Lyon


European Region Action Schem for the Mobility of University Students (Erasmus), es decir, Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios cumple 25 años desde su nacimiento en el año 1987 y ha permitido los intercambios de más de tres millones de estudiantes europeos. Erasmus no existiría sin el impulso del Foro de Estudiantes Europeos (Aegee) y del socialista español Manuel Marín, excomisario europeo de Educación.

En 1987, los europeos, de un lado y otro, estaban separados por el Muro de Berlín, la unidad monetaria o la guerra civil balcánica eran impensables, Portugal y España eran la esperanza de la Europa de los 15 y el socialista Jacques Delors presidía la Comisión Europea.

La Península Ibérica padecía la fiebre europea. En España y Portugal se pronunciaban vocablos como “euroentusiasmo” o “euroesperanza” y se desconocía la existencia de “euroescepticismo”. Ser europeo significaba democracia, libertad, respeto a los derechos humanos, progreso y estabilidad económica.

Pertenecer a Europa era el sueño de los europeos del sur. El programa de intercambios Erasmus dio la oportunidad a portugueses y españ de conocer el corazón continental, aprender idiomas, vivir a -14ºC y enamorarse de amores inesperados y políglotas.

Los primeros 240 estudiantes Erasmus sólo tuvieron que acreditar su interés por aprender idiomas, no tuvieron que soportar ningún proceso de selección ni presentar sus ilustres expedientes académicos. En la actualidad, ser alumns Erasmus es más difícil y son muchos los estudiantes que no logran cursar los últimos años de sus estudios superiores fuera de sus países.

Hace un cuarto de siglo, Europa quedaba muy lejos para España: un país que estaba aprendiendo a vivir en libertad. La democracia era todavía una anormalidad para ciudadanos que una década lucharon por desprenderse de regímenes dictatoriales.

En la última convocatoria Erasmus, más de 36.000 estudiantes europeos se han beneficiado de un programa que la Comisión Europea califica como “principal e irrenunciable”, gran herramienta para la movilidad laboral y para luchar contra las altas cifras de desempleo que sufren los jóvenes europeos. España es el país que más estudiantes envía a Europa y, a su vez, que más estudiantes recibe.

Lo único que no ha cambiado durante estos 25 años ha sido la cuantía económica que reciben los becarios Erasmus. Los estudiantes de hoy, como los de hace 25 años, reciben unos 300 euros mensuales, aproximadamente, más una bolsa de viaje.. Casi la práctica totalidad de los becados se queja de que la cuantía es insuficiente o que los precios en otros Estados son muchos más elevados que en España. De ahí que muchos alumnos Erasmus trabajen en sus países de acogida.

La Comisión Europea ya trabaja en el novedoso programa 'Erasmus para todos' que pretende aglutinar todos las modalidades Erasmus y duplicar el número de plazas que se ofertan para que el máximo número de estudiantes posibles puedan estudiar fuera y formarse en alguno de los Estados del llamado Espacio Económico Europeo, es decir, en la UE, Turquía, Islandia, Noruega o Liechtenstein.




No hay comentarios: