Gol al compromiso





Queda prohibido desconocer  el porqué hoy no se habla de crisis, ni de violencia de género, ni de pobreza, ni de desempleo, ni de déficits ni planes de ajuste, ni del gobierno ni la oposición, ni de corrupción, ni de crisis, etc. Quien desconozca la causa del optimismo que vive hoy este país puede ser considerado un extrarrestre, un antipatriota o miembro de algún servicio extranjero de espionaje. ¿Qué aún no sabe que la selección española de fútbol, que no España, le ha ganado a la selección alemana, que no a Alemania, y por ello jugará la final del Mundial de Sudáfrica junto a la selección de fútbol holandesa, que no a Holanda? Hágase el sueco, si es el caso, le puede resultar peligroso.
Los mundiales de fútbol se han convertido en el gran vehículo de los nacionalismos, de los extremismos justificados por una bandera o un territorio. Los que nunca cogieron bandera o símbolo patrio alguno, durante estos días están sufriendo una metamorfosis, y los asiduos a lucir símbolos patrios estos días se sienten fuera de lugar, no son especiales, son uno más de la masa, la bandera ya no es suya, ahora es de todos. Pero, ¡cuidado!, que a nadie se le ocurra lucir una bandera catalana, vasca o andaluza,  porque automáticamente serán tachados de nacionalistas periféricos, disgregadores, anticonstitucionalistas, independentistas, traidores, radicales, etc.
En Perú cuatro compatriotas, que llevan la a los ciudadanos en el alma sin importarles las banderas que los envuelven han sufrido un accidente mortal mientras participaban en el Mundial de la lucha contra la pobreza. Esas cuatro ciudadanas, jóvenes, solidarias, compatriotas, pero sin banderas visibles, no han sido dignas de un tratamiento patriótico por los medios de comunicación, ni por el Gobierno de España –el de todos los españoles-. Estas chicas han sido eliminadas en la fase preliminar de sus vidas, justo en el momento en el que proyectaban su modelo de felicidad. Que cuatro chicas jóvenes, raras, solidarias, que creen que aquí nos preocupamos de cosas que no son importantes, comprometidas, justas, patriotas –en su acepción de  hacer humanidad-, hayan muerto mientras exportaban humanismo no compadece a nadie, no llama la atención. Sus muertes no han sido ni siquiera un breve en la prensa española, demasiado ocupada en entrener a las masas.
Hoy siento vergüenza de un país que honra a jóvenes millonarios, exitosos a ojos de la mayoría porque ocupan portadas, telediarios, programas de TV, conversaciones y que son los encargados de vehicular el sentimiento de pertenencia a una nación. La selección española de fútbol es la causante de este falso optimismo que ha inundado al país, y serán los culpables si no cumplen con las expectativas que su país ha depositado en ellos y de la tristeza generalizada.. Sin embargo, Lorena Herreno, de 27 años, Lidia Monjas, de 36 años, Soraya Masías González y María José Such, ambas de 30 años de edad no han sido merecedoras del sollozo de una sociedad ni de una mísera portada mediática.  Este es el estado de nuestras conciencias que permite que los gobiernos reduzcan la aportación económica a la lucha contra la reducción de la pobreza mientras su selección española de fútbol celebre goles y así nos ayude a no pensar en qué sociedad estamos construyendo a golpe de injusticias.


1 comentario:

Jesús Garrido dijo...

Respetable opinión cuando por otros lugares leo que más que disgregar todo esto lo que hace más bien es unir, igualmente odio el fútbol, pan y "circo" que no falte para cumplir la premisa que propones al principio que no es otra que no hablar de problemas.