Acercar Europa a los ciudadanos, sin ciudadanos

En la tarde de ayer, el Correo de Andalucía, decano de la prensa sevillana, organizó un coloquio titulado ‘Hablemos de Europa’. La eurodiputada socialista Carmen Romero habló del presente y futuro de la Unión Europea, del papel que juega Andalucía en la construcción europea y de la repercusión de las decisiones que emanan de Bruselas en la economía andaluza. Una excelente oportunidad para acercar Europa al ciudadano desde un medio de comunicación progresista con profundas raíces en la sociedad sevillana y andaluza.

Flor de Torres, fiscal de Violencia de Género; Damián Álvarez, presidente de la Audiencia de Sevilla; Micaela Navarro, consejera de Igualdad y Carmen Tovar, delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla. (acto similar celebrado en marzo de 2011)
‘Hablemos de Europa’ estaba ceñido a un acto protocolario en un elegante salón del lujoso y céntrico Hotel Colón. Para los organizadores del coloquio, “hablar de Europa” se reduce a los directores generales, consejeros de la Junta de Andalucía, representantes de las cajas de ahorro andaluzas y a las élites políticas, judiciales y empresariales. Poco se puede hablar de Europa alrededor de una mesa, decorada con una cena de gala, sin ciudadanos y sin sociedad civil.

Traté de ser invitado al evento, contacté con el periódico organizador del acto, pero fue imposible porque, según me informaron los responsables del periódico, era "un acto con un protocolo muy constreñido y reducido a unos 30 asistentes”. Entre esas tres decenas de invitados no cabían los ciudadanos.

De nada sirvió el interés mostrado. Se trataba de “acerca Europa al ciudadano” pero sin ciudadanos o de “hablar de Europa” pero sin decir nada. Esta endogamia es más grave si procede de un medio de comunicación que se dice progresista y que recibe fondos públicos a través de propaganda institucional. La culpa no es de la eurodiputada Carmen Romero aunque bien es cierto que, como representante pública, tendría que velar porque los actos públicos a los que acude fueran abiertos para cumplir con el objetivo de comunicar Europa.

Ahora, más que nunca, en medio de la mayor crisis del europeísmo, el debate europeísta debe abrirse a la ciudadanía. Europa no se construirá sin ciudadanos y las instituciones comunitarias no pasan por su mejor momento. Los europeos se sienten alejados de la construcción europea, no sin razón, debido a la decisiones económicas adoptadas en Bruselas que, en muchos casos, obedecen más al interés de las élites económicas y financieras que a las necesidades de los europeos.

El elitismo y oscurantismo, escenificado ayer por El Correo de Andalucía, dicta mucho de la política participativa, abierta y plural del Parlamento Europeo y la Comisión Europea. De hecho, en comunicar Europa es en donde las instituciones europeas invierten un parte importante de sus presupuestos. Sabedores de que es imposible acercar Europa al ciudadano, sin ciudadanos, sin debate civil y sin pluralismo.

Seguiré defendiendo mi europeísmo entusiasta, siendo crítico con la deriva neoliberal  y reivindicado la Europa de los ciudadanos, con ciudadanos. Es responsabilidad de mi generación extender el sueño europeísta y contribuir a la construcción del edificio más hermoso que los europeos hemos edificado tras dos guerras fratricidas. Con acceso o no al protocolo en lujosos hoteles sin puerta a las ciudades, no me apearé de la batalla de las ideas. Ejercer mi ciudadanía europea es una obligación moral y un compromiso ideológico irrenunciable. 

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